“Ellos lo llaman genética, yo lo llamo constancia”.
Es cierto que el factor genético entra en juego a la hora de ganar músculo o perder grasa, pero no lo es todo. La excusa de la genética es el consuelo para muchas personas. Ese falso “alivio” que inconscientemente se siente cuando el cambiar algo no está en nuestras manos.
Sí, puedes tener más o menos dificultades para ganar músculo o perder grasa dependiendo de tu genética, pero eso NO significa que no puedas lograrlo con esfuerzo, dedicación y constancia. Únicamente significa que tendrás que emplear un esfuerzo mayor para conseguir lo mismo.
Entonces… ¿Es necesario matarse a abdominales para conseguir un core fuerte? ¿Tengo que eliminar toda fuente de grasa saludable de mi alimentación para que aparezcan? ¿Debería de dejar los carbohidratos de lado? ¿Tengo que matarme a cardio? ¿Necesito suplementación para conseguirlo?
Las respuestas a todas esas preguntas que me hacéis habitualmente es bien sencilla, ROTUNDAMENTE NO
Antes que nada aclarar, para los que no lo sepáis, que el core está formado por músculos profundos y otros más superficiales y corresponde al núcleo central de nuestro cuerpo, que es donde se originan todos los movimientos que hacemos. Por eso es importante fortalecerlo, ya que nos ayudará a evitar posibles lesiones.
Para todos los que me preguntáis, lo trabajo de forma específica y siempre que entreno porque me gusta y mis lesiones lumbares lo han demandado aún más si cabe.
Podéis trabajarlo de mil maneras, yo voy variando en mi rutina. La metodología más aconsejable es la isométrica, en la que las fibras musculares se tensan pero no se produce ningún movimiento, ni de acortamiento de ni alargamiento, por eso es la que más seguridad ofrece a nuestra columna si se ejecuta de la forma correcta.
¿Mi consejo? Las cosas no se consiguen desde el sofá, con lamentaciones y excusas. Levántate, mueve el culo y demuéstrate de lo que eres capaz.
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