
Soy de aquellas personas a las que les cuesta relajarse y desconectar. Siempre con la mente activa, imaginando, planificando, ideando, inventando, solucionando…
Y de repente llega esa época del año en la que puedo escapar y apagar todo ese caos que tengo por cabeza y cuando lo hago me siento hasta rara ¿A vosotros os pasa?
Estamos tan acostumbrandos a vivir estresados, con prisas, horarios, calendarios, alarmas… que cuando nos sacan de esa rutina nos sentimos desubicados, al menos yo no sé ni en qué día vivo ni la hora qué es. Como cuando tengo hambre. Duermo cuando tengo sueño. Hago lo que me apetece cuando me apetece. Hasta pierdo la cuenta de los chupitazos de peanut butter que me meto diariamente.
Y si ya estás en uno de tus rincones favoritos del mundo, relajarse y desconectar se convierte en una acción automática.
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