
“Un día despertarás y descubrirás que no tienes más tiempo para hacer lo que soñabas”.
Que sí, que saber esperar, ser pacientes, calmados y pausados puede ser todo lo maravilloso que queráis pero… ¿y si no nos quedase más tiempo que el ahora?
Contestadme a una pregunta rápida con total sinceridad: si supieseis que el mundo se termina mañana ¿vivirías el hoy de la misma manera en que lo estáis haciendo?
Estoy segura de que a todos nos entrarían prisas por vivir, por hacer, por amar, por llamar, por escribir, por aprender, por viajar, por reír, por saborear, por perdonar, por agradecer, por escuchar, por arriesgar, por hacer todo aquello que nos hace sentir plenos.
Si supiésemos que no nos queda más tiempo, tal vez muchos de nuestros miedos tocarían fondo. Tal vez no malgastaríamos segundos en pensamientos negativos. Es más que probable que nuestros complejos dejasen de cobrar importancia. Quizás dejaríamos de prestar atención a los todos esos “problemas” que atormentan nuestra cabeza.
Resignarse a vivir lo que “te toca”, es malgastar. No arriesgar por miedo a perder, es malgastar. Conformarse es malgastar. Dar prioridad a las cosas que no la tienen, es malgastar. Dejar para mañana lo que puedes hacer hoy, es malgastar.
¿Cuánto tiempo creéis que estáis malgastando?
Vivid vuestros días como si fuesen el último, porque la única diferencia que existe a la pregunta que os he hecho al principio, es que no disponemos de la capacidad de adivinar el futuro y de saber qué pasará mañana. Dar por hecho que queda un día más puede hacerte perder la oportunidad de vivir hoy.
¿Me haríais un favor? Ponedlo HOY en práctica. Puede que mañana sea tarde.
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